Han pasado ya casi dos mil años desde que el emperador Adriano, mandara a construir entre los años 122 y 128 DC, esta imponente muralla defensiva para frenar el avance de las tribus del norte en lo que otrora fuera la provincia romana de Britania.
Esta línea de defensa, coronada por torres y fuertes a lo largo de toda su extensión, se extiende por 117 km entre las ciudades de Newcastle y Carlisle, antiguamente llamadas Pons Aelius y Maglona respectivamente.
En su defensa, los romanos emplearon a miles de mercenarios astures que realizaban labores de reconocimiento y alguna que otra escaramuza contra las aguerridas tribus del norte que luchaban contra ellos.
En su construcción original, este sistema defensivo, tenía 2,4 a 3 metros de grosor y de 3,6 a 4,8 metros de altura, y estaba rematada, probablemente por almenas, hasta llegar a los 6,5 metros. Una calzada militar la recorría por su cara sur, en la que se levantaron una serie de fuertes controlados por entre 8 y 16 hombres armados. Al parecer, había una torre por milla romana (equivalente a 1.480 metros) y puestos de guardia.
En el fuerte romano de Birdoswald, se puede admirar tramos imponentes de muralla y un museo explicativo.